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Organización del centro escolar: El reparto de funciones en la dirección

Organización del centro escolar: El reparto de funciones en la dirección

Rafael López Azuaga

 

Durante toda mi etapa como estudiante y también de la que llevo como docente en prácticas, he estado en centros educativos en donde me encontraba con docentes que tenían ideas brillantes para impartir la enseñanza, pero no podían debido a las imposiciones de metodologías, contenidos, recursos obligatorios ( lo más típico es que les obligase a usar los libros de texto y cuadernillos y hacerlos todos, sin darles posibilidad a que los docentes desarrollasen su originalidad y que cambiasen la monotonía de las clases ) y normas que daban los directores ( eso sí, partiendo de que solamente había un director en el centro ) dentro del mismo centro educativo. Imponían normas de las que los miembros del centro, incluyendo los padres, no estaban de acuerdo pero que tenían que someterse a ellas. Nadie vivía a gusto en el centro porque consideraban al director como un tirano, un ogro, un negrero, un déspota. Se sentían como esclavos, como robots que eran programados para hacer lo que se les ordenara sin rechistar y eso hace que no se sientan libres ni cómodos en el centro, con lo que la autoestima disminuye y esto influye negativamente en el rendimiento del centro en todos sus aspectos. Como ejemplo recomiendo la película Los chicos del coro ( Christophe Barratier, 2004 ). En ella, vemos como los docentes, alumnos y otros miembros del centro están sometidos a la tiranía y a las teorías tradicionalistas y abusivas del director, lo que hace que los alumnos se acaben rebelando debido a que se sienten inútiles. Cuando el vigilante cambió los métodos y les dio una función a sus alumnos ( es decir, se sintieron útiles ), el ambiente cambió y el rendimiento y el comportamiento de los alumnos mejoró satisfactoriamente, hasta incluso llegó a influir en el director.

Siempre he pensado que un centro educativo es como una gran familia. En lugar de padres, hijos, abuelos, ...encontramos alumnos, docentes, miembros de mantenimiento, los padres, ...Para que en una familia todo funcione perfectamente, tenemos que coordinarnos y repartirnos las tareas: lavar los platos, sacar al perro a hacer sus necesidades fisiológicas, fregar el suelo, hacer la cena, hacer las camas, etc. En un centro educativo también hay tareas esenciales para que éste funcione correctamente: hablar con los padres, gestionar las calificaciones y documentos importantes del centro, gestionar las obras necesarias para el centro, control de la disciplina, control de las faltas de asistencia y las bajas, informarse de lo que ocurre en el entorno y qué puede hacer el centro para adaptarse a él y sus necesidades, hacer la guardia durante las horas de clase, representar al centro educativo en reuniones que haya entre otros centros, etc. Si en una familia este sistema funciona ¿por qué no va a poder funcionar en un centro educativo?

Mi modelo ideal de dirección de un centro escolar es la conocida como la dirección funcional. Consiste en que, como el centro desarrolla diferentes tareas, cada docente cumple alguna de esas tareas en la que se sienta más especializado. Los docentes tienen unas habilidades determinadas y si dichas habilidades son aprovechadas y reconocemos la labor que ejecutan, podemos garantizar una buena motivación en nuestros docentes. Al repartir las tareas, los docentes se sienten útiles dentro del centro educativo, ven que se les valora como profesionales y al ir acostumbrándose a adquirir ciertas responsabilidades, hace que maduren profesionalmente y adquirir el valor de la iniciativa gracias a la libertad que poseen para dar su opinión, a que se impliquen en que el centro esté bien organizado y que todo funcione a la perfección. Para que me entiendan: imagínense que unos padres pasasen de uno de sus hijos y nunca le mandasen nada ni le pidiesen hacer algo, siempre se lo pide todo a sus hermanos. ¿Cómo se sentirá ese niño? Se sentirá desmotivado y puede llevarle a una depresión. Al docente le puede ocurrir perfectamente lo mismo si hacemos lo mismo con él. Los docentes tienen la suficiente capacidad para hacerse cargo de este tipo de funciones, puesto que son personas como aquellos directores líderes de los centros que antes comentaba y perfectamente pueden ampliar su formación para desarrollar dichas funciones, y algunas las acaban aprendiendo por propia experiencia.

Por ejemplo, la habilidad de administrarse las tareas ( el diario de clase ), bases de datos, documentos importantes, planes, temporalizaciones, programaciones,...es un deber de cada docente para gestionar el curso, y esto le gana experiencia para poder tratar las tareas administrativas del centro ( yo mismo comprobé como mi profesora-tutora del año pasado, antigua alumna de la facultad, lo hacía y cómo se organizaba, con lo que tenía madera para desarrollar dicha función ). Otro ejemplo: la habilidad de hablar con los padres es algo que vamos desarrollando cuando tenemos que dar sesiones de tutoría con los padres, vamos desarrollando dichas habilidades sociales conforme aumentemos nuestra experiencia docente, aparte de que en cualquier momento hemos tenido que llegar a hablar en público ( por ejemplo, en la propia facultad cuando hemos tenido que exponer un trabajo ).

Existe un modelo parecido a este que estoy proponiendo que se llama liderazgo distribuido, en donde cada docente es líder en una tarea determinada. Pero la gran diferencia con esto es que el resto de docentes tienen la total libertad de dar su opinión en cada tarea. En el liderazgo distribuido, cada uno mandaba en su tarea y tenía siempre la última palabra, pero en la dirección funcional esto no es así. Al igual que ocurría cuando en el centro educativo solamente había un director, aquí como hay un director absoluto en cada tarea, puede llegar al caso en que el poder se les suba a la cabeza y no atienda a razones cuando ejecuta mal su tarea, con lo que puede acabar afectando al centro en sí.

El hecho de que cada uno puede dar su opinión en cada función, puede llevar a crear una comunidad de aprendizaje. Los docentes pueden intercambiar opiniones sobre cómo poder llevar mejor a cabo una tarea para que obtengan resultados más satisfactorios. De esta manera, todos aprendemos y podemos llegar a realizar mejor nuestro trabajo. Los docentes tienen que reunirse aproximadamente una vez cada dos semanas para ir analizando las dificultades y las necesidades que hayan encontrado en el centro durante el transcurso de esos días. Por ejemplo, que hayan tenido problemas con algunos padres, que se haya diagnosticado a un alumno con necesidades educativas especiales, que hayan ocurrido conflictos entre alumnos y docentes, ...Todos esos temas se debaten y se organiza dicha comunidad de aprendizaje para intercambiar opiniones y entre todos llegar a una solución que pueda ser efectiva para resolver esos problemas y que todos se coordinen para ponerla en práctica. Ya conocen el dicho: la unión hace la fuerza. Si todos los docentes se unen, podrán resolver esos problemas y el ambiente en el centro será agradable. Si hay alguien que decide hacer lo que le dé la gana, puede llevar a empeorar las cosas e incluso sin darse cuenta a crear desigualdades en el centro ( imaginemos que ha tratado a un alumno de manera diferente que a los otros ante la misma situación ¿no crearíamos desigualdades con esto? ). Esto era algo que solía ocurrir en el otro modelo de dirección, lo que provocaba conflictos cuando los alumnos se daban cuenta de estos detalles o casos de “vaya, no sabía que teníamos esto para resolver este conflicto”.

Eso sí, siempre cada vez que analicen algo y decidan hacer algo, deben consultar si lo que van a hacer es legal y también ya de paso tener en cuenta las normas que se encuentran en dichos documentos legales ( por ejemplo, necesitan pedir un presupuesto para algo determinado, pero la ley dice que solamente lo pueden hacer en una fecha determinada y si lo pedimos cuando ha finalizado el plazo, ya hemos metido la pata ). Tengamos en cuenta que, aunque tengamos libertad, la administración educativa no es el bolsillo de Doraemon, en donde siempre que necesitábamos algo, de su bolsillo salía cuando hacía falta. Puede ser útil que uno de los docentes se encargue de analizar la legislatura, alguien que siempre se informe de las leyes y de las noticias que vayan saliendo relacionadas con la educación y que puedan afectarles  ( por ejemplo, hasta hace poco salían muchas en donde el tema era la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y era algo que les afectaba bastante).

Cuando van analizando las necesidades, pueden llegar a ser recursos, profesionales, adaptaciones,...e incluso necesidades en la formación de estos docentes. Los docentes tienen que analizar cada cierto tiempo los resultados que están teniendo sus alumnos y controlar su rendimiento. Si vemos que no son del todo satisfactorios, ahí hay algo que falla. Los docentes tienen aquí que desarrollar un espíritu investigador para descubrir qué es lo que falla y cómo poder mejorarlo. Cada docente investiga y propone. Los puntos de vista y la colaboración en la realización de estas investigaciones hace que los docentes aprendan más sobre soluciones, recursos, teorías, ...además de desarrollar unas habilidades de investigador que luego pueden promulgar en sus alumnos. Como vemos, volvemos de nuevo al desarrollo del aprendizaje de los docentes y el espíritu de la comunidad de aprendizaje que antes comentamos. En el caso del otro sistema de dirección, no les daba libertad a los docentes de investigar y proponer sugerencias, sino solamente limitarse a lo que decía el director, el cual siempre tenía la última palabra a pesar de lo que pensaran el resto de miembros del centro. Puede que el director ese siga una ideología determinada y se niegue a cambiarla. En la dirección funcional, como continuamente estamos investigando, no sirven las ideologías de cada docente, sino el ponerse de acuerdo en poner unas soluciones e ir experimentando, y si no dan resultado, pues hay que cambiarlas y seguir investigando. De esta manera los docentes siguen aprendiendo cada vez más y desarrollando mejor su labor docente.

Como sugerencia personal, lo ideal sería pedir a los alumnos lo que se podría cambiar de la metodología que han desarrollado los docentes y ponerse de acuerdo para cambiar algo ( tipo de tareas, sistema de evaluación, horarios, nivel de contenidos, recursos educativos necesarios, etc ) e incluso una nueva formación ( por ejemplo, no entienden la manera de pensar de los jóvenes y no saben reaccionar ante los conflictos provocados por ellos, no saben manejar correctamente los recursos didácticos de los que disponen, no saben cómo tratar a alumnos con determinadas necesidades educativas especiales, etc ). Se pondrían de acuerdo para contratar cursos o para asistir a cursos en donde aprendieran todo esto y así todos mejorar por igual y así resolver todos juntos esas necesidades. En los privados que he visto, pues veía cómo les imponían las normas. Por ejemplo, no podían traer móviles ( eran confiscados ), no podían dejarse melena ni llevar piercings de esos, etc, aparte del uniforme que se les imponía en algunos y no les daban opción a opinar y cambiar esas normas. El hecho de que los alumnos puedan opinar hace que aumente la motivación y que se encuentren a gusto en el centro, lo que evitaríamos conflictos y que algunos alumnos hagan novillos para librarse de la tiranía del centro.

Se puede decir que, siguiendo este modelo de dirección, nos encontraríamos en una cultura escolar democrática. Si queremos transmitir la importancia de la democracia en nuestra sociedad a nuestros alumnos, esta puede ser una mejor forma de iniciarlos, ya que ven como todos los docentes dan su opinión y entre todos llegan a un acuerdo y tal vez si dejan intervenir a los alumnos y a los padres ( por ejemplo, que entre todos comenten las normas del centro ¿qué normas pondríais como necesarias para la armonía del centro? ¿cuáles veis injustas? , esto motivaría a los alumnos y verían la importancia que tiene el opinar para sentirse bien en la sociedad y nunca callarse la boca, puesto que lo que harían sería reprimirse y estar continuamente desmotivado por no sentirse a gusto en la sociedad en la que vive, o en este caso, en una parte de la sociedad que es la escuela ). Un centro con una cultura democrática no puede imponer una organización rígida que no atienda a los intereses y necesidades de los alumnos ( por ejemplo, alumnos que necesitan adaptaciones o cambiar la metodología de trabajo de manera que se produzca un aprendizaje cooperativo entre los alumnos para que entre todos se resuelvan las dificultades, o incluso introducir más de un docente por aula para atender la diversidad y las necesidades de estos alumnos ). De ser así, no se cumplirían las funciones que tiene la escuela dentro de la sociedad, ya que si no partimos de los intereses y necesidades, no podremos cumplir los objetivos que nos propusimos y obtendremos alumnos mal preparados para la vida cotidiana.

Uno de los errores de los centros con un único director es que, como impone su ideología, puede no atender a los alumnos e insistir en que son ellos los que tienen que adaptarse al centro y no aceptar opiniones. Los padres tienen derecho a intervenir en esta democracia, y para ello les invitamos a que nos comenten sus problemas con sus hijos, a reunirlos a principios de curso para comentarles nuestra metodología en todos sus aspectos, a aprobar con ellos valores para que todos los ejerzamos ante los jóvenes,...Como vemos, no imponemos una ideología y una metodología como suelen hacer muchos directores de escuela ( que sólo son uno por centro ) y así podemos atender mejor las necesidades e intereses de todos y adaptarnos a ellas para poder cumplir satisfactoriamente las funciones propias de la escuela.

Otra manera de que esta cultura escolar da buen ejemplo a los alumnos es mediante la siguiente manera: los docentes, al estar participando en la dirección, les hace responsables de la tarea que les ha sido asignada y de cumplir la metodología de trabajo dentro del centro, la cual han planificado entre todos de manera consensuada. Es decir, que todo lo que han planificado ha sido realizado de manera que todos trabajen a gusto, que no se sientan esclavizados ni que se les impide desarrollar libremente su labor como docentes en cuanto a creatividad, que planeen maneras de resolución planificadas entre todos de acuerdo a lo que saben y han aprendido mediante la experiencia y sus estudios, etc. Dentro de esta metodología de trabajo incluyo la acción tutorial ( tanto con los alumnos, padres y demás miembros del centro ), reparto de recursos, los horarios, las actividades ( siempre las más dinámicas y que den un aprendizaje significativo en los alumnos ), los recursos y adquisición de éstos, la atención a la diversidad, los objetivos, el proyecto educativo en sí, ... ). Pues bien, ahora vayamos al asunto relacionado con lo que he comentado sobre la influencia en los alumnos: si los alumnos se dan cuenta de esto, puede influir positivamente en su actitud si ven los resultados positivos que conlleva esta responsabilidad ejercida por el docente. Sentirían admiración por dicho docente y al ver los resultados que obtiene por su buena labor, incitaría a que los alumnos se esforzasen para llegar a ser tan eficiente como él, como un modelo a seguir. Si el docente pasase de cumplir sus tareas o se sometiese a las órdenes de un director tirano, pensarían que esta es la mejor manera de actuar y que no vale la pena responsabilizarse si ven que no sirve de nada, puesto que podemos seguir ganando dinero perfectamente sin mover un dedo. Tengamos en cuenta que, como ha sido una metodología en la que el docente ha colaborado en la planificación y en la que todos han estado de acuerdo, trabaja más a gusto y su motivación mejora, lo que el rendimiento en sus labores será satisfactorio, vendrá con ganas de trabajar y esto influirá positivamente en el desarrollo de los alumnos ( un mejor aprendizaje al realizar con más entusiasmo las clases y las tareas, se les contagia la motivación del docente y se sienten animados por ir al colegio, etc ).

Otra ventaja que encuentro en este modelo es que todos los docentes cobran el mismo sueldo. En los centros en donde solamente hay un director, el director cobra más que el resto de los docentes e incluso cuando deja su puesto, sigue recibiendo un suplemento. Esto provoca desigualdades y los docentes pueden llegar a tratar mal al antiguo director. Es cierto que el ex-director puede cambiar de centro si lo desea ( en mi antiguo instituto de Bachillerato, el director que estaba en el instituto, cuando acabó su mandato, abandonó el centro, al parecer había disconformidades entre los docentes y demás miembros ) pero ¿y si no le conviene trasladarse de centro por asuntos familiares? Por eso, de esta manera en que todos sean directores y en un ambiente de democracia en donde todos hayan desarrollado todo de manera consensuada con sus compañeros, hace que no ocurran casos como estos de disconformidad y enfado entre los docentes y que todos cobren el mismo sueldo siempre, con lo que no habrá desigualdades.

Tal vez de lo único que salvaría del control ( palabra clave del modelo tradicional de dirección, el de un solo director,  y propia de un modelo burocrático ) sería el controlar las bajas y las faltas de asistencia, tanto del alumnado como del resto de miembros de centros. En el caso de los docentes, si nos hemos comprometido todas a ser responsables con la planificación realizada, pues no podemos faltar cada dos por tres porque sí, así que es bueno que entre todos esto se controle para avisarle de que tiene que comprometerse. En cuanto al alumnado, es una forma de preocuparse por ellos ( si falta mucho, puede que esté enfermo y es necesario saberlo y luego ayudarle en cuanto regrese para que se adapte al ritmo de la clase ). Para justificar esto, comento el siguiente ejemplo: este sistema de dirección lo hemos aplicado nosotros este verano en los talleres de verano de la Universidad de Cádiz ( en mi caso, trabajé en el campus de Río San Pedro, en donde se encuentra nuestra facultad de magisterio ). Es cierto que está organizado por una empresa privada, pero no nos controlan. Todos nos pusimos de acuerdo en organizarnos, repartirnos las funciones, la compra de materiales, la organización de actividades especiales ( visitas, charlas, ... ), ...pero había un par de monitores que se escaqueaban bastante, a pesar de habernos comprometido. Por eso pienso que esto es algo que hay que controlar porque, si uno solo no se responsabiliza de lo acordado, todo puede echarse a perder y afectar a nuestros alumnos, dándoles encima un mal ejemplo. Ya sé que, en este caso, se trata de una actividad de educación no formal, pero perfectamente puede ocurrir en la educación formal. No digo que se haga un control tiránico, pero simplemente evitar entre nosotros que alguien se descuide.

Como vemos, posee muchas ventajas el hecho de que se aplique este sistema de dirección en la organización del centro escolar. La principal diferencia que hace que este modelo de dirección sea mejor es el grado de libertad que hay en el centro, el cual hace que todos los miembros vivan a gusto porque existe una metodología de trabajo y de convivencia que ellos han elegido democráticamente, con lo que pueden disminuir el número de conflictos en el centro. Es recomendable que siempre sean docentes porque ellos, aparte de haber estudiado psicología y sociología de la educación más pedagogía, didáctica, ...ellos poseen experiencia de cómo actuar ante los alumnos y de lo que les conviene y qué hacer para que consigan desarrollar las máximas competencias posibles ( no muchos conocimientos, solo los básicos y estas competencias para que puedan desenvolverse por el mundo ). Un director que solamente sea un empresario o que haya estudiado una carrera o cursos de dirección de un centro ( como si fuese una empresa ), no puede saber correctamente cómo enfocar bien la educación y cómo atender las necesidades de los alumnos a menos que decida promulgar una cultura democrática dentro del centro educativo y compartir la dirección con los docentes y atender lo que ellos pidan y él ocuparse de otras funciones. Si no es así, nunca logrará que el rendimiento del centro sea adecuado.

¿Y ustedes qué opinan? ¿Se sorprenden de que existiese este modelo de dirección? No es el habitual al que ustedes han visto en los colegios, ¿no? ¿Lograremos que sea real y que no se quede como una fantasía? Todo depende de nosotros.

 

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